jueves, 10 de julio de 2008

Crustáceos.






Los crustáceos son animales invertebrados acuáticos (marinos y dulceacuícolas) y algunos terrestres. Presentan numerosísimas formas, como por ejemplo, los percebes, cochinillas, los pequeños ostrácodos, etc.
El grupo de los Malacostráceos tiene diez patas articuladas (decápodos) y estan provistos de un caparazón rígido - cefalotórax- , que reúne y cubre su cabeza y tórax. Los crustáceos decàpodos pueden separarse en dos grupos: los que tienen abdomen desarrollado ( "la cola") como las gambas, langostinos, langostas y bogavantes y los que lo poseen muy corto, aplastado y plegado por debajo de un cefalotórax amplio y expandido, como son los típicos cangrejos de mar.
A los primeros se les conoce como decápodos macruros y a los segundos, decápodos braquiuros.
Generalmente los macruros suelen ser nadadores (natantes), a excepción de las citadas langostas, bogavantes y cigalas que se incluyen entre los que caminan. Los braquiuros son caminadores (reptantes).
En gran parte de ellos, los primeros apéndices desarrollan pinzas.
Los restos fósiles de estos animales no son muy frecuentes ya que después de muertos, el caparazón y las patas se desarticulan y dispersan. Aún y así, los decápodos braquiuros resultan, quizá, más habituales de encontrar.
Los braquiuros se conocen fósiles desde el Cretácico, existiendo vestigios relacionados con ellos en el Carbonífero, aunque su diversificación sucede entrado el Terciario.
Foto: Zanthopsis dufouri. Eoceno de Huesca: 55 millones de años.


martes, 8 de julio de 2008

Fósiles excepcionales.


En según que ambientes lénticos, se depositan sedimentos muy finos. Es el caso de los lagos, lagunas y zonas palustres. Las criaturas que viven en sus aguas y en sus inmediatos alrededores, al morir sus restos pueden quedar sepultados en esos légamos del fondo más profundo, en donde las bacterias aerobias no pueden vivir y por tanto, la descomposición de los cadáveres se enlentece y puede incluso detenerse, lo cual facilita el proceso de fosilización.

Los fósiles recuperados de antiguos lodos lagunares, ahora lajas de dura consistencia, pueden alcanzar una preservación extraordinaria, la cual permite el estudio de muchos detalles de la flora y fauna de la paleobiota.

Las plumas de la fotografía son un claro ejemplo de exquisita preservación, en donde con la lupa binocular, pueden observarse los detalles de las barbas y bárbulas.

El ejemplar procede de los yacimientos de calizas litográficas del Montsec, depósitos que representan antiguas cuencas lagunares existentes en los tiempos del Cretácico inferior, con una edad aproximada de unos 120 millones de años.


La presencia de plumas aisladas en yacimientos mesozoicos no significa, en la actualidad, que tales restos fanéricos pertenezcan a aves, pues en la última década, fósiles chinos de las zonas de Liaoning muestran restos esqueléticos de pequeños dinosaurios portadores de plumas que no se incluyen entre las aves remotas.
Ejemplares depositados en el I.E.I.




domingo, 6 de julio de 2008

Las diversas formas de fosilización.

En ámbar.



Los restos de animales y plantas no sólo han podido fosilizarse de materia mineral, sino también y de manera excepcional, con otras substancias como fueron las resinas exudadas por árboles del pasado. Estas resinas, como bien se sabe, una vez depositadas en el suelo y luego sepultadas por otros sedimentos y bajo grandes presiones, fueron transformándose en ámbar, guardando en su interior los restos de pequeños animales (principalmente insectos) y plantas que atraparon ya sea en su caída desde las ramas o descenso por los troncos hasta el suelo.

Entre los yacimientos más conocidos se encuentran los del mar Báltico con una antigüedad de unos 45 millones de años.

En la foto, un pequeño insecto nematócero procedente de los depósitos bálticos.

Fósiles.



Nada sabríamos del pasado biológico de nuesto planeta de no ser por los fósiles. Vestigios venidos de remotos tiempos que aportan poca o mucha información que nos permite conocer, junto con la Geologia, las rutas por las que la vida se ha ido abriendo paso en la Tierra.



A pesar de su buena o mala preservación, de su belleza o desfiguración, los fósiles nos hablan de las variadas formas de vida ocurrida en los distintos tiempos de un ayer ya inexistente. Abren puertas a la imaginación, nos trasladan a otras épocas y también nos exponen ante el enorme misterio de la existencia de los seres.

Los fósiles podrán ser considerados como objetos bellos, interesantes, curiosos, atractivos, pero desde su pétreo interior nos llaman a la reflexión.

Si alguno de vosotros estáis interesados en este fascinante tema, no dudéis en expresar vuestras ideas y opiniones.

Seran bienvenidas.



FOTO: Diplomistus dentatus. Green River. Eoceno. USA